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Jornada rural | La trilla

Por Victoria Quintana 
Las eras se han ido perdiendo poco a poco de nuestro vocabulario y de nuestros paisajes, hasta ser realmente pocas las que se conservan en su estado original. En esta ocasión os proponemos un viaje al pasado recordando una labor tradicional, la trilla; que de manera incansable realizaban en la era nuestros abuelos, nuestros padres y, probablemente, alguno de vosotros.  

La Real Academia Española, define la era como un espacio de tierra limpia y firme, algunas veces empedrado, donde se trillan las mieses; los cantes populares y la literatura la han considerado durante siglos la esencia de la vida rural. 

Normalmente, antes del comienzo del verano se llevaba a cabo la siega de cereales como el trigo o la cebada. Las espigas eran agrupadas en haces, que se llevaban a la era para ser trillados. ¿El objetivo? Separar el grano de la paja. Para ello, en primer lugar, había que tender la parva. Es decir, se desataban y soltaban los haces y se tendían cuidadosamente sobre la era utilizando las horcas. A los cereales así dispuestos se les conocía como parva. Dependiendo del tipo de cereal, se aprovechaba este momento para hacer una pausa y dejar la parva calentándose al sol. 

Más tarde, se pisaba la parva, haciendo pasar a las bestias por encima del cereal repetidamente para reducir su volumen. De vez en cuando, se volvía la parva con las horcas para hacer que quedara pisada de manera uniforme y así, ya quedaba lista para comenzar a trillar. 
El campesino enganchaba el trillo— una especie de tablón con ruedas de sílice o acero —a las bestias y las guiaba para trillar la parva bien desde el centro de la era o bien subido en el propio trillo. Una vez avanzado este proceso, se paraba para almorzar dejando que la parva se calentase de nuevo al sol. Esto hacía que desapareciera la humedad y facilitaba la separación del grano limpio de la paja. 
La paja era apartada con las horcas hacia los bordes de la era, y parte de ella se seleccionaba para rellenar los colchones de las casas o las camas del ganado. La complejidad del proceso dependía del tipo de cereal pero, por ejemplo, en el caso del trigo, una vez separada la paja era necesario continuar con la trilla del grano usando otro tipo de herramientas más pequeñas. 

Finalmente, el grano era amontonado en el centro de la era y se aventaba, lanzándolo al viento para separar el grano de las cáscaras sueltas. El grano obtenido se transportaba por la era con aparvaderas o rastros, utilizando escobas de brezo o escobones para recoger aquellos granos que quedaban atrás, y se introducía en sacos o costales. 

La paja que anteriormente se había separado al borde, solía contener aún parte del grano, por lo que se insistía de nuevo en la trilla para obtener a la vez una paja más menuda que sería almacenada en el pajar. 
Y vosotros, ¿qué otras labores recordáis que se realizaran en las eras de antaño? Os invitamos a ver algunas fotos sobre de la trilla en este enlace, y os anunciamos que muy pronto compartiremos otra entrada muy interesante recordando varios juegos populares, perfectos para disfrutar con la familia si en nuestra escapada rural nos encontramos con una era. 
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